Este mes terminó la emisión de un reality show venezolano de
belleza y talento femenino, cuyo objetivo era elegir a las candidatas para el
Miss Venezuela 2013. Aparentemente la de este año fue la primera de varias
temporadas que planea emitir Venevisión en co-producción con Sony Entertainment
Television; aunque en los años 2011 y 2012 hubo unas ediciones poco felices y
memorables de un reality que pretendía ofrecer lo mismo. El programa se llama
“Miss Venezuela, Todo por la corona” y tuvo una duración de 3 meses. En marzo
se realizaron los primeros castings para seleccionar entre miles de aspirantes
a las 50 candidatas que participaron, para luego obtener las bandas
representativas de cada estado federal de Venezuela y pasar por todas las
pruebas preliminares hasta llegar a la Gala Final como todos los años, en el
famoso certamen del Miss Venezuela 2013.
Cuando supe del proyecto, a principios de año, me entusiasmé
mucho porque pensé que habría otro medio que finalmente mostrara los backstage
reales de los concursos de belleza, el verdadero esfuerzo que representa para
las candidatas, la ilusión que realmente tienen las jóvenes participantes.
Pensé que por fin habría imágenes que acompañarían a mis relatos. Algo para que
los lectores imaginen cuando lean mis anécdotas.
Y así fue.
En parte.
El encargado principal del reality show, Osmel Sousa, presidente
de la Organización del Miss Venezuela y por supuesto también del jurado
encargado de elegir a la ganadora, es un hombre conocido por su tenacidad al momento
de criticar a las concursantes y por ser el mejor preparándolas.
La serie cuenta con 15 episodios de una hora repartidos en
tres etapas: “El Casting”, donde el programa recorre la geografía venezolana en
busca de las 50 mejores aspirantes; “De Aspirantes a Misses”, fase en la que se
realiza la selección de las 24 candidatas y se les asigna la codiciada banda
que les permitirá permanecer en la famosa Quinta Rosada; y “Camino a la
Corona”, donde las candidatas se preparan, ensayan para las galas, y se someten
a las más duras pruebas y entrenamientos a fin de convertirse en las próximas
representantes de Venezuela en los más importantes certámenes internacionales
de belleza.
Comenzado el anhelado programa, supe que no iba a poder
dejarlo de ver. Fue casi tan adictivo como America’s Next Top Model en TODAS
sus temporadas, donde no podía dejar de ver cómo se comportaban las modelos,
reto tras reto, competencia tras competencia (y, obvio, comparándolo con mi
trabajo de ese entonces como modelo). Fue bello revivir momentos como los de
ensayo y preparación, a pesar, de que ni el concurso nacional (Miss Argentina)
ni los internacionales son tan estrictos como éste. Muchas veces me encontré
criticando a chicas que podría haber sido yo en un pasado no muy lejano, o
cayendo en el sentido común repitiendo frases como: “¡No está gorda, por Dios!
¿Por qué la quieren hacer bajar de peso?”. Sin embargo, una vez que pasan todas
las etapas, que uno hace un racconto de las exigencias a las que se someten y
del esfuerzo que realizan las candidatas, es fácil entender cómo es que son el
país con más títulos de belleza en la historia de la existencia de los
certámenes de belleza: están 3 meses eligiendo, probando y preparando a las que participarán por la corona nacional.
Luego de ser electa, la ganadora tiene un año más para seguir practicando y
estar totalmente realizada como Miss para participar en el concurso que se le
asigna (porque se elige una candidata para cada concurso: una para el Miss
Universo, una para Miss Mundo, una para Miss International, una para Miss
Tierra, una para Miss Continente Americano, una para Miss Reina Hispanoamericana,
y así sucesivamente). Y posteriormente, según su desempeño, se la sigue
teniendo en cuenta para otros proyectos en conjunto con la organización. Es
sabido que muchas (la mayoría) de las Miss Venezuela terminaron siendo grandes
celebridades tanto en sus países como a nivel internacional.
La reflexión de este mes supera los concursos de belleza,
está relacionada con el hecho de que más allá de que si bien hay que tener
ciertas condiciones naturales para lograr algo, sin esfuerzo nunca se las
concreta. Una de las frases que rige mi vida es “Persevera y triunfarás”,
hagamos que este lema sea aplicado a todos los aspectos de nuestras vidas,
hasta en lo que nos cuesta menos. Estas jóvenes aspirantes a un título de
belleza, pueden haber nacido hermosas o haberse ayudado con algún bisturí, pero
de seguro no se quedaron sólo con eso y se esforzaron por tener ese “nosequé”,
ese toque especial, eso que en sociología una filósofa húngara del siglo XX
llama “entonación” porque afirma que la persona que no produce en torno suyo
una atmósfera tonal específica que lo rodee en forma permanente y lo distinga carece
de individualidad. Tenemos que buscar siempre llamar la atención por ser
distintos; NO resaltar por lo que sea, SINO destacarnos.
Hasta el próximo mes, muñecas!!