Hoy quiero hablarles sobre una verdadera amiga que
conocí gracias a mi experiencia en concursos de belleza y que logré mantener a
través del tiempo y a pesar de la distancia: Cynthia Oliveira.
Oriunda de Goiás, que es un estado brasileño situado al
este de la región Centro-Oeste, participó del Miss Brasil en 2008. En Brasil,
el certamen nacional se hace desde 1954 y la ganadora compite en Miss Universo,
la primera finalista en Miss Internacional y la segunda finalista en Miss
Continente Americano. Es en esta competencia que nos conocimos, en Ecuador.
Cynthia tenía 25 años y yo 17, sin embargo, congeniamos de primera. Es de las
personas con las que da gusto quedarse horas hablando, a pesar de que ambas
habláramos diferentes idiomas (ella me conversaba en portugués, muy despacito,
y yo en español, muy despacito… Y cuando alguna palabra no nos sonaba parecida
ni por contexto, siempre nos salvaba el inglés… O hacernos dibujos… O los
entretenidos “dígalo con mímica”…).
De todas las compañeras que tuve aprendí algo que me
ayudó a crecer como persona, como mujer. La brasilera siempre estaba feliz, era
súper simpática y le ponía buena cara a cualquier situación. No es tan fácil
ser siempre de esa forma, sobre todo cuando estás en una competencia, con
presiones, con responsabilidades, con problemas que te persiguen desde tu país y
con una vida que, pasada toda la fantástica ilusión de princesas, tiene que
volver a tener un rumbo del cual nadie está seguro. Pero ella me enseñó, con su
forma de ser tan tierna, tan considerada, tan libre y transparente, que cuando
disfrutamos de todo en el justo momento en que nos está pasando, lo disfrutamos
mejor. Ella no se olvidaba que estaba en un concurso y que debía estar
concentrada en eso, y aún así, se
divertía, se lucía con su mejor atributo (su sonrisa) y se mostraba tal cual
es: sensible y humana.
Las buenas vibras se contagian y es sabido que cuando
la alegría es parte de nuestra vida, felicidad es lo que se obtiene de todo lo
que uno se propone. Cynthia es el claro ejemplo: ese mismo año, conoció a quién
en el año 2010 se convirtió en su marido y dos años después, en el padre de su
hijo. Actualmente, viven los 3 en la capital de Goiás, Goiânia y, aunque estudió
Administración, ahora se dedica a cuidar a su bebé.
Les cuento que, como seguimos hablando luego del
concurso (facebook de por medio), para cuando me invitó a su casamiento la
alegría fue enorme porque me trasladó inmediatamente a todas las pláticas que
habíamos tenido sobre su novio y sobre la vida en general. Recordarla siempre
me hace pensar en lo lindo de haberla conocido.
Como ya es costumbre, les dejo fotos. En la primera
Cynthia como Miss Goiás, luego en la dulce espera con su marido Marcelo y la
última con su hermoso hijo João Vicente. Nuevamente estamos ante la presencia
de aquellas mujeres a las que el tiempo parece no pasarles factura. Increíblemente
bella, la maternidad le sienta bien.
Nos leemos el próximo mes muñecas, éxitos!