sábado, 30 de marzo de 2013


Otra vez retrasada en mi posteo, debo pedirles disculpas, y justificarme diciendo que la vida te lleva más tiempo del que podemos programar.

Inevitablemente, en todas mis anécdotas, sobre mi experiencia en concursos de belleza, tengo que involucrar a alguna compañera. En el posteo de este mes es una mujer excepcionalmente bella, tanto por su cálida personalidad como por su exterior que ilumina cada lugar en el que esté. Ella es la representante del país que acumula más títulos que cualquier otro: Venezuela. Entre sus coronas tienen 6 ganadoras de Miss Universo, 6 de Miss Mundo, 6 de Miss Internacional, 6 de Reina Hispanoamericana, 5 del Miss Intercontinental, 1 de Miss Tierra, entre otras (sí, existen muchos concursos de belleza!). Su nombre es Ligia Elena Hernandez (sin acento en la “a”, ya le pregunté). En el año 2008, participó del Miss Venezuela, en el que quedó séptima de entre 28 concursantes y fue elegida para representar a su país en el Reina Hispanoamericana 2008. Es aquí donde yo la conozco. También fue coronada Miss Tropicbeauty 2012 (¿Les dije que existen muchos concursos de belleza?).
Les cuento que en Venezuela, país apodado por muchos como “la fábrica de Misses” (claramente: Miss no sólo se nace, también se hace), el certamen dura muchísimo tiempo (1 año) y la competencia es durísima. Desde que empieza la carrera hacia la corona, las chicas se consiguen auspiciantes de TODO: vestimenta, peluquería, odontología, estética corporal… (Y se quedan con todo aunque no ganen, total, ¿Les van a pedir que devuelvan las cirugías?). Si tuviéramos la oportunidad de estar allí y preguntarle a cualquier niña pequeña: - ¿Qué quieres ser cuando seas mayor? -. Su respuesta sería: - Miss Venezuela.
Para su cultura, ser una señorita que represente el país, es un sueño. Son mujeres que ganan prestigio dentro de la sociedad y que son reconocidas por todos. La Organización Miss Venezuela realiza el concurso desde 1952, y es dirigida por un gurú mundial de la belleza: Osmel Sousa. Bajo su mando se han preparado cientos de aspirantes a coronas internacionales, que finalmente han tenido los mejores desempeños.
Con Ligia congeniamos perfectamente desde el principio y, francamente, ¿Cómo no hacerlo? Es una mujer interesante y con un nivel de inocencia que fascina (no por ingenua sino porque tiene una forma hermosa de ver las cosas: siempre positiva). Estaba todo el tiempo alegre (juro que no fingía, creo haberla visto sonreír mientras dormía), era una de las mejor preparadas (ya mencionamos su entrenamiento con “papá Osmel” como ella lo llama) y su buena predisposición generaba perfectos momentos de conversación donde pasaban cosas como la que les voy a relatar ahora.
Situación: almuerzo protocolar, luego de la evaluación cultural con los jurados. Sentadas en la mesa estaban todas las concursantes pero en una punta estábamos Miss “Puelto Lico”, Miss Colombia, Miss El Salvador, Miss Panamá, Miss Venezuela claro, y yo (pido disculpas adelantadas a las Misses que lo puedan leer por si me confundí la presencia de alguna, pero estoy casi segura de que éramos esas las que estábamos en una misma conversación).
Tema: cirugías plásticas.
Una de las chicas (repito, no estoy segura quien… y admito, estos síntomas alzheímicos me hacen sentir muy vieja) dice:

-      Pero tú Agustina tienes grandes senos, ¡Pensé que eran operados!

Yo, con mi mejor y más notoria cara de orgullo que también decía “industria argentina, carne de exportación”, dije:

-      No, no tengo nada operado. Ya quisiera poder arreglarme alguna cosita, nomás por gusto. (Risas) Ustedes, ¿Qué tienen operado? Porque, sinceramente, sólo me doy cuenta de las lolas de algunas.

(Aclaración: tenía 17 años, sepan entender mi despreocupación por lo “fácil” que es mantener la figura).

A lo que Miss Puerto Rico (quien debo agregar: era una muñequita de porcelana) dijo:

-      Yo tengo sólo eso.

Se le suman el resto comentando, hasta que Ligia hace su entrada triunfal a la charla:

-      Yo tengo lo base.

Yo, que no pude contener mi humor argento, reí y le dije:

-      Pero Ligia, ¿Qué sos? ¿Un auto? ¿La versión full tuya viene con levanta vidrios y aire acondicionado? A ver, explicame que es eso de “lo base”.

-      Lo base, en mi caso, es: nariz, pómulos, busto, cintura y caderas.

No se me ocurrían muchas otras cirugías que una chica tan jovencita se pudiera hacer. Quedé en un estado de catatonia momentáneo (creo que bastante notorio) hasta que logré decir:

-      ¡Ah, pero no se te nota ninguna! ¡Qué yegua!

Todas reímos y pasamos a otro tópico.

Más allá de lo gracioso de la situación, me quedo con el gran aprendizaje que fue darme cuenta de que lo que para mí puede ser nada, para otros puede ser un mundo. Para mi hermosa amiga Ligia, las cirugías plásticas son trámites de banco, son básicas; para mí, son más como asaltar el banco y ser una fugitiva de la justicia, son cruciales. Pero algo tan trivial como la belleza estética, en nuestros países cobra una relevancia diferente porque, si bien en ambos es importante, lo naturalizamos de manera distinta. Quizás actualmente estemos más parejos (¡Gracias globalización!) pero no dejan de ser cuestiones tratadas con más o menos tabú según dónde se discuta.
Actualmente, Ligia vive en Venezuela, se recibió en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG) en San Fernando de Apure y este posteo va dedicado a ella, por su cumpleaños que es el 5 de abril. Las fotos, en orden, son: foto oficial del Reina Hispanoamericana 2008, foto de la producción de mayo de 2012 para la revista Planeta Urbe (justo antes de ir a Barcelona, expandiendo su carrera como modelo) y foto casual con “papá Osmel” en enero del corriente año.